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martes, 11 de marzo de 2014

ESOS ASTURIANOS POR EL MUNDO: "BICICLOWN" DE NUEVO EN MARACAIBO


El 13 de octubre de 2004 nos abrazamos en Gijón. Vino de Oviedo a visitarnos y a despedirse de nuevo. Nos habíamos encontrado en Maracaibo en Noviembre de 2002 en una etapa más de su primer viaje, la vuelta a Sudamérica en bicicleta. Álvaro Gómez-Morán de la Rubia, o simplemente Álvaro Neil, como le gusta que le llamen, carballón de pro, había empezado en La Paz, Bolivia, un periplo que lo llevó hacia el sur del sur, hasta la Patagonia, y hasta más allá, a la tierra de los fueguinos, y de allí, subiendo por la costa oeste, Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, apareció un día por estas cálidas tierras maracuchas a donde había entrado por la colombiana ciudad sin ley de Maicao.

Pero no era un viajero al uso de aquellos aventureros del siglo diecinueve, descubridores de nuevas tierras. Álvaro era un descubridor de personas, buscaba conocer más personas que tierras, más sentimientos humanos que hazañas de héroe de leyenda. Y a la vez llevar un mensaje de amor y de paz en su doble faceta de viajero y de payaso, actuando para comunidades marginales necesitadas de estos mensajes solidarios.

En Maracaibo estuvo varios días conociendo los asentamientos de los indios paraujanos de la Laguna de Sinamaica, en sus famosos palafitos, y la fortuna y maldición de la tierra venezolana en sus campos petroleros de la costa oriental del Lago, Ciudad Ojeda, Lagunillas y Bachaquero. Y un día se despidió de nosotros rumbo al norte del norte de nuestra América del Sur, al Cabo San Román, en la península de Paraguaná. Y de allí a la convulsionada Caracas de los días de los militares en la Plaza Altamira y más allá a los parajes de nuestros Llanos y después la Gran Sabana y los longevos e inmarcesibles Tepuyes que lo escoltaron hasta salir de Venezuela, hacia Brasil, por Santa Elena de Guairén.

Ese día otoñal de Gijón de 2004 vio nuestro reencuentro, dos años después de haber acabado la vuelta a Sudamérica, tiempo en el cual pudo escribir el libro con sus relatos de viaje que fue publicado con el título de “Kilómetros de sonrisas” y comenzar los preparativos de su siguiente viaje que emprendería pocos días después, el 19 de noviembre de 2004, y que lo llevaría desde la plaza de la Catedral de Oviedo, vigilado y alentado por el Magistral de la Regenta seguramente, a dar la vuelta al mundo empezando por África. Un viaje previsto que durase diez años pero que, para las fechas actuales, ya se lleva esos diez años y aún le faltan tres más.

Un viaje de este tipo es difícil de evaluar su duración, es imposible poder prever cuales van a ser sus condiciones de viaje, enfermedades que se presentan, retrasos en trámites de fronteras, etc. O plácidas estancias con gentes de bien que acogen su paso por sus vidas, engrandeciéndose la vida de ambos.

Su periplo africano comenzó en Marruecos, rumbo al sur por la costa oeste de África, justo en sentido contrario que los subsaharianos tomaban para cambiar su vida accediendo a la soñada Europa. Sus caminos se cruzaban. Recorrió los caminos saharauis, abiertos para pueblos fantasmas siempre deshabitados pero que hicieron creer habitados, para que España y el mundo creyesen que esas masas de gentes y poblaciones enteras se levantaban contra lo que quedaba del pobre Imperio Español y tratar de formar la nación Saharaui. Quedan los recuerdos de la Marcha Verde y el deletéreo recuerdo de los tiempos coloniales, y de Ifini y de Sidi Ifni.

Atravesando Nigeria, la primera malaria, que lo tuvo tumbado más de una semana y casi que con pasaporte al más allá, y adelante y hacia el sur hay que seguir pedaleando. Desde Ciudad del Cabo hacía arriba y hacia Sudán y después Egipto. Ahí se tomó su tiempo para escribir su segundo libro que se tituló “África con un par” relato de todo este viaje africano.

Y de nuevo a la carretera y a los caminos de polvo y a las trochas, Rumbo al Oriente Medio, empezando por Israel y Jordania, después Líbano y es peregrino en Baalbek, donde fenicios, arameos, griegos y romanos superpusieron sus culturas, tierras milenarias que vieron al viajero Robert Byron, aquel escritor que nos legó “Viaje a Oxiana” y “Viaje al Tibet”, dos memorables libros de viajes.  Y Siria donde aún no habían empezado a matarse unos y otros. Y Turquía y su límite de Oriente y Occidente, crisol de culturas, Bizancio, último aliento de Roma, encuentro de pueblos, trasvase de informaciones. Anábasis de culturas.



Biciclown actuando en Beirut para niños palestinos en el
campo de refugiados de Shatila en 2008

Pero mientras tanto un salto a Chipre, isla que ya recuperó la calma aunque sigue dividida en dos bandos, turcos y griegos. Y de Turquía a las antiguas repúblicas socialistas soviéticas del sur, Georgia y Armenia y ya está en el gran Cáucaso, en Azerbaijam  y de ahí a Irán donde un policía de fronteras de Azerbaijam le rompe sin intención el pasaporte lo cual le impide entrar a Irán. Como en Azerbaijam no hay representación Consular de España tenía que regresar a Georgia para que le diesen un nuevo pasaporte. Pero después de miles de kilómetros y de dificultades unas páginas rotas no iban a ser un obstáculo en el viaje. Unas gotas de pega y la buena voluntad de los agentes de la frontera iraní resolvieron el problema. Ya está en la antigua Persia que es tan hospitalaria para los viajeros como  inhóspita para la difusión de la verdad noticiosa.

Y de Irán hacia los “Stan”, los países del Asia Central: Urdekistan, Turkmenistan, y Kirguistan y de ahí al Gran Imperio de la China entrando por Kasgar  que  es una ciudad condado, un oasis, en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang en la República Popular China y situada al oeste del desierto de Taklamaká. Tierras que vieron pasar al Gran Gengis Kan allá por el siglo XIII y que hoy ven pasar un apacible y sonriente “biciclown” por los días del año 2008.


Promocionando sus libros y documentales en DVD


Y de nuevo hacia el norte entrando en la inmensa China que en pinyin (transcripción fonética del mandarín) se dice Zhōnghuá Rénmín Gònghéguó, o simplemente China (Zhōngguó) para de nuevo salir hacia el sur y entrar a Pakistan y al legendario Punjab de Rawalpindi, antigua capital pakistaní, recorriendo una de las más famosas carretereras de Asia, la “Karakorum Highway” que costó miles de vidas chinas y pakistanís a la orden los de constructores ingleses.

Y entrar en la India por una frontera adornada con tropas ataviadas con los uniformes heredados del colonialismo ingles tanto indios como pakistanís tratan de demostrar los tropas más altas y más gallardas en los cambios de guardia. Y bicicleteando de oeste a este atravesó Nepal con sus carreteras espectaculares. Una pequeña concesión a las piernas y se baja de la bicicleta para hacer treking hasta los campamentos base del Everest que están por encima de los 5000 metros. Y la legendaria Katmandú que solo le queda el nombre de legendario, como Lhasa ya no es Lhasa ni Tombuctú es Tombuctú, aunque sus nombres aún abran febriles pensamientos de aventura.

Y continúa pedaleando, ya vamos por 2009, al mínimo estado de Sikkim, aún en los Himalayas y después el Reino de Bután, que significa la tierra del dragón del trueno. Y nuevamente hacia el sur, buscando la inmensa ciudad de Calcuta (Kolkata en bengalí), capital de Bengala, la recordada tierra de los famosos y cinematográficos “Lanceros bengalís” y primera capital del “Raj británico”.

Para continuar hacia el este habría que cruzar Myanmar, la antigua Burma, lo cual está prohibido hacer por tierra. Los puntos internos de Myanmar solo se comunican entre sí por avión, imposible hacerlo por tierra, por lo que había que saltar este país y un avión lo pone en Bangkok desde donde continúa su periplo por Tailandia camino a Malasia y a Indonesia con sus islas de Flores, y Bali y Java y Lombok y Sulawesi y Sumatra y de ahí a la antigua colonia portuguesa de Timor Oriental que  lo ve pedalear a finales de 2009. En Dili, su capital, actúa para un barrio humilde con la presencia del Premio Nobel de la Paz 1996, José Ramos Horta, presidente de la República.

Y nuevamente a saltar islas, a Malasia de nuevo y a Brunei en Borneo, finalizando el año 2009 y regresando de nuevo a Bangkok para seguir subiendo por Camboya, Vietnam y Laos y entrando de nuevo a China siguiendo norte franco hasta llegar a Mongolia, recorrida de cabo a rabo con centro en Ulan Bator, su capital. De Mongolia y por sus carreteras de tierra y hierba hacia la capital de China, Beijing, no sin antes pedalear al pie de la Gran Muralla China. Su meta ahora era la espectacular Shanghai en el delta del rio YangTsé, emporio de la modernidad china. En Shanghai se queda tres meses para escribir su tercer libro: “Donde termina el asfalto” que recoge los relatos viajeros de los últimos tres años.



Campamento en la estepa mongola en 2010

Abandona China al inicio de 2011 por aire rumbo al Imperio del Sol Naciente, a Japón y sus casi tres mil islas. Las ciudades de Shikoku, Kyushu, Honshu y Hokkaido lo ven pedalear y llega para ayudar a las víctimas del Tsunami de febrero de 2011. La ciudad de Sendai, la más afectada por el tsunami, vio su espectáculo y recibió un poco de humor y alegría en los aciagos días posteriores a la tragedia.

Y nuevamente a saltar de islas al continente. Ahora es Corea del Sur que lo ve pedalear, a Corea del Norte no lo dejan entrar. Regresa de nuevo a Japón y de ahí a Australia, a Cairns, la cálida ciudad norteña, base de operaciones de quienes van a bucear a la Gran Barrera de Arrecife. Baja toda la costa este de Australia, pasando por Brisbane hasta Sidney. Allí lo esperaba el Centro Asturiano y una buena provisión de sidra. Y nuevamente a la carretera y hacia el sur rumbo a Melbourne.

De Melbourne, otro salto de islas, y ahora es a Nueva Zelanda que la recorre completa de norte a sur por espacio de seis meses, haciendo tiempo para que llegase el verano en Alaska, comienzo de la siguiente etapa. En Abril de 2012 salta a las islas de Hawaii y en Kailua-Kona, pedalea por Kealakekua Bay hacia el sur, donde el capitán James Cook desembarcó por primera vez en la isla en 1778, donde fue finalmente asesinado. Sube en bicicleta a la cima del volcán apagado de Maunakea, que con sus 10.203 metros desde la base a la cúspide, la hacen la montaña más alta de la tierra. Claro que tiene bajo el agua 6.000 metros pero su cima está a 4.203 metros, todo un reto para Álvaro.


Pedaleando por la jungla de Kapoho, en Hawaii 2012

El verano comienza en Alaska el 24 de junio, y con casi veinticuatro horas de luz, arranca el reto americano, tiene de frente, y mirando hacia abajo, una ruta casi recta: Alaska-Tierra del Fuego con unos impresionantes diecisiete mil kilómetros a recorrer.  Y arrancará siguiendo la misma ruta que siguieron los primeros pobladores de América, aquellos que aprovechando una de las glaciaciones pasaron por el estrecho de Bering e iniciaron la humanización del continente americano en un desplazamiento norte sur hasta formar la famosa cultura de Clovis entre 10.000 y 12.000 años A.C.

Los Estados de la costa oeste de Estados Unidos lo ven pasar rumbo Los Ángeles para después ir dirección este hacia el mayor estado de la Unión, Texas. Y de ahí nuevamente hacia el sur y al oeste para entrar a México y recorrerla de frontera a frontera. Ahora es un espalda mojada en dirección contraria y legal, pero espalda mojada porque el calor mexicano se siente en todos los poros.

¡Al fin volvió a hablar español! Uno no vive en países, uno habita en una lengua, decía con mucho tino el filósofo Emil Ciorán, apátrida rumano acogido en Francia. Al hablar de nuevo castellano está entre los de su origen y su historia. Actúa para un Centro de Migrantes (centroamericanos rumbo a USA) en la ciudad de Saltillo, ante doscientos cincuenta buscadores del sueño norteamericano.  
      
Un salto a “La perla más querida de la corona española”, Cuba, lo lleva para recorrerla completa por dos meses. Las muchas experiencias en la isla, entre ellas el robo del equipo fotográfico y su posterior encuentro por la policía, las conversaciones con la gente de la isla para conocer a fondo la Revolución y sus “resultados”, ameritan tiempo para escribir lo que promete será su cuarto libro. Abandona la, antes bellísima y hoy decrépita, ciudad de La Habana, nuevamente hacia México.

De México, la antigua Nueva España Virreinal, a Guatemala, a tierras mayas cuyo esplendor ya se había extinto cuando los españoles llegaron. Y al sur de nuevo, a El Salvador, donde actúa de nuevo para una comunidad campesina en Comasagua.


Actuando para la comunidad de Comasagua en 2013

Y para estas fechas ya ha consumido el año 2012. Y del Salvador a Honduras y de ahí a Nicaragua donde pasa la Navidad de 2013 en la zona cafetalera de Matagalpa.

El comienzo de 2014 lo ve pedalear hacia Costa Rica y de ahí a Panamá. Pero en Panamá hay un tapón que corta la ruta Norte Sur, el famoso tapón del Darién que separa Panamá de Colombia con unas selvas tupidas y pantanosas de casi imposible trayecto. Un barco de vela, de dos palos, el “Independece”, lo llevará por el agitado Caribe hasta las costas de Cartegena de Indias. Y de ahí a Barranquilla y tiene que atravesar el gran río Magdalena, el rio que tantas veces navegó arriba y abajo el Libertador en sus campañas libertarias. Son también las tierras donde se encuentra Aracataca lugar de nacimiento de Gabriel García Márquez.

Y nuevamente a pedalear toda la costa caribeña de Colombia, Santa Marta, donde se encuentra la Quinta de San Pedro Alejandrino, allí murió el Libertador Simón Bolívar el 17 de diciembre de 1830, y que no puede visitar por el excesivo costo de la entrada.

Y de ahí sube hacia la Guajira, hacia Rio Hacha. Está en la Península de la Guajira, tierra de los indios wayú o “guajiros” dispuesto ya a cruzar hacia el este rumbo al pueblo fronterizo, pueblo sin ley, de Maicao. Pocos pasos más lo ponen en La Raya, frontera caliente entre Colombia y Venezuela que pasa sin mayores trámites. De la Raya a Paraguachón y Guarero y Paraguaipoa y Sinamaica. Estos últimos 120 kilómetros de Maicao a Maracaibo son duros por el calor y el viento en contra. A las cinco de la tarde del jueves 27 de febrero lo esperamos en Santa Cruz de Mara sus amigos Pepe Luis Martínez del Valle y yo, a las puertas de Maracaibo, para guiarlo y acompañarlo a su casa en Maracaibo, que es la nuestra, y donde hoy lo tenemos de grata compañía por unos días hasta que el sur lo llame de nuevo a pedalear, rumbo a Mérida, por el Páramo de Mucuchíes, y de ahí a San Cristóbal para salir a Colombia por Cúcuta y nuevamente al sur, al sur.

Hasta el día de hoy ha recorrido en bicicleta, dando la vuelta al mundo, 130.122 km. en los cuales ha invertido 3.391 días y recorrido 76 países.

Creo que con este somerísimo relato de lugares y trayectos es imposible transmitirles toda la paz y el sosiego que nos insufla con sus relatos y que mi mala prosa difícilmente le haría honor. Solo verlo y oírlo podrá dar una medida de lo que ha sido, o está siendo, esta experiencia para él y para los que lo han conocido y tratado.

Álvaro, asturiano por el mundo, carballón, “culo de mal asiento”, bienvenido a Maracaibo, la ciudad más fría de Venezuela, estás en tu casa.                               



                                                Álvaro “biciclown” en Maracaibo 2014



     Álvaro “biciclown” con Goizalde Goiri y José Luis Martínez Valle



Álvaro, "biciclown", y Martina Gees en Maracaibo con las familias:
Escalera-Valecillos, Rodríguez-Prado, Goiri-Landaeta,
 Martínez Valle-Morillo y Escalera-Abadías



Álvaro “biciclown” con  Martina Gees 
y Antonio Escalera partiendo hacia Mérida



                                                        Un descanso camino al Puente 
                                                 para tomar un jugo de naranjas yaracuyanas


Y un pinchazo antes de llegar al Puente sobre el Lago



El simpático y atento Capitán Blanco de la GNB
 en el Destacamento del Puente sobre el Lago
que facilitó el paso de los ciclistas por el puente 




Banderas de despedida de Maracaibo



   
 Álvaro “biciclown” en Maracaibo 2014


Vuelta al mundo en bicicleta 2004-2017
  
               
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